Hace poco días pasó, sin pena ni gloria, la festividad pagana de “halloween” conocida por estas latitudes como “noche de brujas” o más comúnmente como "la navidad homogay". Como todos sabemos es uno de los días más peligrosos del año para los hombres heterosexuales y más en particular para los cristianos.
En las fiestas de disfraces que suelen celebrarse luego del trabajo en la oficina en ocasión de esta “festividad” se pueden ver hombres mostrando sus cuerpos deliciosamente trabajados ajustados dentro de un disfraz de Policía Federal o los más atrevidos, que se caracterizan por ejemplo, de faraón egipcio.
Con este panorama los homogays no pueden dejar de babear al ver a su víctima tan cerca y disfrutan cada momento de la cacería, mientras observan desde lejos, esperando el momento preciso, para descargar sus caramelos contaminados en el vaso de sus compañeros de oficina solo para luego disfrutar de una buena noche.
Ebrios y con sus cuerpos sudados mostrando los abdominales que se han ganado con duro trabajo en el gimnasio estos ocasionales faraones y policías, que en realidad son hombres heterosexuales de bien no se dan cuenta de que el homogay de la empresa espera con impaciencia verlos despojados de esos disfraces y drogados con falsos caramelos que aumentan la sensualidad y difuminan la línea entre la lujuria homosexual y el comportamiento moral.
Mientras que los padres de familia se centran en la inspección de los dulces que sus hijos pueden comer después del famoso “dulce o travesura”, la Universidad de la Nueva Era reporta que la mayor amenaza en realidad está en los caramelos que se contrabandean en las fiestas privadas o corporativas de Halloween. Fuentes confiables dentro del mundo empresarial homogay nos han informado que los homosexuales comúnmente se alimentan de hombres heterosexuales decentes que atraen su atención y casualmente les ofrecen caramelos mezclados con drogas. Los homogays elicitan inductores, como marihuana picada, éxtasis o LSD líquido.
No siendo ajenos a intensas raves y fiestas rosas, la mayoría de los homosexuales tienen un gran dominio de la química y saben con maestría como mezclar bebidas dulces de manera que el sabor de un fármaco subyacente queda oculto hasta para el paladar mas avezado.
Estas habilidades, que cualquier homogay que se precie de tal debe tener, son empleadas rutinariamente en Halloween para hacer brebajes morbosos que provocarán que 1 de cada 5 hombres despierten aturdidos y sin recuerdos (a veces sin sus trajes) el domingo después de la “inocente” fiesta.
La Universidad de la Nueva Era confirma que los hombres cristianos decentes son los que se encuentran en una situación de riesgo mayor de ser víctima de los caramelos de Halloween contaminados o de las bebidas adulteradas de Halloween y deben usar el sistema de conductor cristiano designado para asegurarse de regresar a casa con seguridad.
Les insisto a todos los asistentes de este tipo de fiesta que eviten cualquier caramelo brillante de colores entregados en las fiestas ya que pueden causar que un hombre sea maleable para un encuentro homosexual y su consiguiente expulsión a perpetuidad de nuestra comunidad y más grave aún: del paraíso.
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